Este 17 de octubre que nos toca transitar al peronismo rionegrino, plantea un escenario completamente diferente al imaginado hace un año. Por aquella fecha, no estábamos en el Gobierno, pero hacia
allí nos dirigíamos luego de la contundente victoria de septiembre. La voluntad transformadora invadía las pasiones de compañeros y compañeras, que apostaban a imprimir el sello nacional y popular del Gobierno Nacional en toda la provincia. Por fin habría una lealtad ideológicamente correcta a nuestra Jefa de Estado, las banderas históricas del justicialismo se levantarían en alto y el proceso de desarrollo económico con inclusión social se concretaría del mar a la cordillera.
En este día fundacional para nuestro partido, que no recuerda la hazaña política de un hombre o de unos cuantos, sino la consolidación de un movimiento de miles, de millones, que elevaron su voz para reclamar por los derechos conseguidos. Pero por sobre todo, arrastraron sus pies hasta la plaza de Mayo para dar una vuelta de página en la Argentina y que un nuevo proceso emancipador se consolide en la vida de un pueblo hambriento de democracia participativa.
La lealtad de los desposeídos a aquél hombre excepcional que desde la Secretaría de Trabajo y Previsión le otorgó entidad a sus necesidades, los escuchó, entendió y se comprometió con gestar una patria grande sin oprimidos ni opresores, inició el proceso que transformaría al país para siempre. No solo afianzaría la industrialización nacional, ya como política de Estado, sino que incluiría a las grandes mayorías en el debate de la cosa pública, como ciudadanos en igualdad de condiciones, sin importar la cuna de procedencia. En este sentido, estoy convencida que lo que más rabia y odio generó y genera en las viejas y persistentes elites de la época como a en las actuales, es el pueblo despierto, sin miedo ni sumisión, reclamando lo que es suyo, su igualdad cívica ante el Estado, que no es de un sector, sino de todos los argentinos.
Quisiera terminar estas reflexiones, invitando a la sociedad rionegrina a alzar una vez más las banderas por las que tanto luchamos en esta provincia, a ser leales a nuestros principios, a nuestra identidad partidaria, sin importar que coyuntura se atraviese en nuestro camino. En este nuevo 17 de octubre que pasa frente a nuestros ojos, siento el deber de lealtad hacia los ideales que la identidad peronista transforma en cuerpo y alma, a nuestra Presidenta que gobierna en base a los mismos y hacia los hombres y mujeres que no dejaron ni dejaran de pelear por la provincia que sueñan hace décadas.
Silvina García Larraburu,
Diputada Nacional.
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